Especialistas en ablación de fibrilación auricular mediante campo pulsado (P.F.A.)

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TAQUICARDIA PAROXÍSTICA SUPRAVENTRICULAR (TPSV)

La taquicardia paroxística supraventricular es un trastorno del ritmo cardíaco que se presenta de forma repentina y puede alcanzar frecuencias de hasta 200 latidos por minuto. Estos episodios, que pueden durar desde minutos hasta horas, suelen manifestarse tanto en reposo como durante el ejercicio y están relacionados con circuitos eléctricos anómalos en el corazón. Afortunadamente, existe un tratamiento eficaz y definitivo: la ablación con catéter, un procedimiento mínimamente invasivo que permite eliminar el foco arritmogénico mediante la aplicación de energía de radiofrecuencia. A continuación, detallamos los tipos de taquicardia paroxística y el proceso de intervención.

DIAGNOSTICO

Algunas personas perciben de forma brusca, inesperada y repentina una sensación de palpitaciones por una aceleración del pulso cardiaco hasta frecuencias de entre 150-200 latidos por minuto. Estos episodios tienen duración muy variable, de minutos a horas, se pueden iniciar tanto estando en reposo como durante el ejercicio, y suelen estar relacionados con el desarrollo en la instalación eléctrica del corazón de circuitos preferenciales a través de los cuales el impulso eléctrico recircula sin fin.

Aunque el ECG realizado durante la taquicardia es fundamental para establecer el diagnóstico, en la mayoría de los casos el propio relato del paciente es típico. Suelen referirse palpitaciones en centro del pecho, en el cuello, sensación de mareo, malestar torácico etc. Existen varios mecanismos de taquicardia paroxística supraventricular y en general en todos ellos el tratamiento definitivo es la ablación con catéter.

Electrocardiograma clásico de una taquicardia paroxística, con una frecuencia de 198 lpm.

LA TAQUICARDIA INTRANODAL es el tipo más frecuente de taquicardia paroxística supraventricular. Existe un circuito que incluye dos minúsculas vías eléctricas, una más rápida que la otra, en torno al nodo AV -el área que modula la conducción del impulso eléctrico en el centro del corazón.  Debido a que el nodo AV está justo entre la aurícula y el ventrículo, el circuito de reentrada estimula casi simultáneamente a ambas cámaras, lo que origina a menudo la percepción de palpitaciones rápidas a nivel del cuello. Habitualmente se presenta en forma de crisis de palpitaciones de minutos u horas de duración, que ceden espontáneamente o con maniobras vagales. En raras ocasiones, es necesaria la administración de medicación por vía intravenosa para conseguir su interrupción.

TAQUICARDIA POR VÍA ACCESORIA. Es el segundo tipo más frecuente de taquicardias paroxísticas se relacionan con la existencia de un diminuto haz o vía accesoria, que conecta eléctricamente la aurícula y el ventrículo, pudiendo localizarse en cualquier punto de los anillos valvulares respectivos de ambos ventrículos.  Estas vías accesorias son de base congénita, pudiendo debutar clínicamente desde los primeros años de la vida o incluso antes, aunque habitualmente comienzan a referirse en la segunda década de la vida. 

TAQUICARDIA AURICULAR. Más raramente, la taquicardia paroxística supraventricular se relaciona con la existencia de un foco de automatismo anómalo situado en alguna área de cualquier aurícula (derecha o izquierda) y se denominan por tanto taquicardias auriculares. Estos mecanismos de taquicardias auriculares pueden tener un comportamiento clínico errático y para su ablación resulta imprescindible el uso de un sistema de navegador que posibilite delimitar con exactitud el área de origen y facilitar su eliminación.

Aunque el electrocardiograma realizado en taquicardia puede dar información sobre el mecanismo, el diagnóstico preciso  y la localización del circuito causante de la taquicardia no quedará definido hasta la introducción de catéteres diagnósticos. Una vez confirmado el mecanismo se continuará con la ablación propiamente dicha. 

Qué es y en que consiste la intervención

El procedimiento se realiza en un quirófano especial (Sala de Electrofisiología) y utilizando anestesia local. Ocasionalmente también sedación superficial si se precisa. La técnica se desarrolla en varias fases: introducción y emplazamiento de catéteres, estudio diagnóstico de la arritmia, y finalmente la etapa terapéutica de ablación. Dependiendo de la arritmia a estudiar, los protocolos de actuación varían. En general, tras la anestesia local se introducirán varios catéteres convencionales por las venas en distintas áreas, generalmente por vía femoral (ingle), y raramente por vía braquial (brazo).

Taquicardia paroxística supraventricular (TPSV)
Tras anestesiar la zona se realiza el acceso vascular y se pasa el introductor que servirá para avanzar los catéteres desde el sistema vascular hasta el corazón.

Los catéteres se avanzan guiados por fluoroscopia (Rayos X) hasta situarlos en varias cavidades del corazón. A continuación, se realiza la fase diagnóstica, analizando los parámetros eléctricos del corazón mediante análisis de las señales obtenidas por diminutos electrodos que los propios catéteres incorporan. A continuación se provoca la taquicardia mediante impulsos eléctricos de bajísima amplitud no detectados por el paciente.

 

Una vez inducida la taquicardia se caracteriza ésta y se confirma el diagnóstico definitivo. En la mayoría de los casos, una vez definida la taquicardia la intervención continuará con la fase terapéutica: la ablación propiamente dicha. Para ello, se introduce el catéter de ablación (por vena o arteria femoral según el mecanismo de la arritmia y su localización). El catéter de ablación se ha de manipular hasta colocarlo en el preciso lugar de origen de la taquicardia. En ese punto se realiza un pulso de energía (radiofrecuencia) que produce una diminuta cauterización en el punto de interés, de unos 5 mm de diámetro por calentamiento de la punta del catéter para eliminar el circuito de la taquicardia.

Posteriormente, se espera unos minutos para descartar que el efecto logrado sea transitorio. La duración total de la intervención es muy variable, en dependencia de la complejidad de la arritmia(s), pero habitualmente oscila entre 2-3 horas.

 

Para la ablación de taquicardias paroxísticas suele complementarse la interpretación de las señales eléctricas obtenidas a través de los catéteres con la información proporcionada por los sistemas de navegación o por la escópia -como en este caso de ablación de una taquicardia mediada por una vía accesoria de la entrada del seno coronario.

La radiofrecuencia es el tipo de energía más frecuentemente empleado para la ablación con catéter. Consiste en la generación de calor a través de una fuente externa que se aplica en la punta del catéter y produce una quemadura diminuta y superficial en el tejido responsable de la arritmia en la forma previamente descrita. En dependencia del tipo de taquicardia que se trate puede requerirse la creación de una serie de puntos contiguos mientras que en otras arritmias de origen más focal pueden solucionarse con uno o dos pulsos de energía de unos 30 segs cada uno. Durante ese tiempo el paciente no suele referir dolor, aunque en según el tipo de procedimiento se administrará por protocolo analgesia o sedación adicionales según se estime necesario. En aquellos procedimientos que requieren un número alto de tales pulsos de radiofrecuencia (como en la ablación de una arritmia denominada flutter auricular) se utilizará un por protocolo de analgesia específico para que el paciente permanezca confortable en todo momento.

 

El catéter de ablación se avanza a través del introductor por el sistema vascular hasta e corazón siendo maniobrado desde su empuñadura hasta el punto de interés en el interior del corazón. La energía en forma de radiofrecuencia es entregada por una fuente externa conectada al catéter que calienta la punta del catéter y produce la diminuta cauterización en el tejido subyacente que caracteriza la ablación. El parche de dispersión externo adherido al paciente sirve para cerrar el circuito eléctrico de la aplicación de energía.

Terminada la ablación se retiran catéteres e introductores y se aplica compresión manual durante unos minutos para lograr hemostasia en el punto del acceso vascular en ingle. Se aplica un vendaje en la zona y el paciente pasa a la habitación para permanecer en reposo unas horas. Típicamente, el alta se produce en menos de 24h.  

La ablación con radiofrecuencia -u otras formas alternativas de energía- son técnicas muy seguras. No obstante, como en cualquier procedimiento en el que deban ser manipulados catéteres dentro del corazón, existe un riesgo potencial (aunque rarísimo) de graves complicaciones como perforación cardíaca, bloqueos, embolias, o parada cardíaca.

 

El equipo encargado de realizar el procedimiento posee amplia experiencia en la técnica y está preparado para tratar las posibles situaciones inesperadas. Estaremos encantados de particularizar su caso respecto a cuantificación de posibles resultados e incidencias.

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