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Las alteraciones en el ritmo cardíaco, conocidas como arritmias, pueden ir desde simples palpitaciones hasta episodios graves que ponen en riesgo la vida. En esta sección te explicamos qué son, cómo se diagnostican y qué opciones de tratamiento existen, incluyendo dispositivos avanzados como desfibriladores automáticos y resincronizadores cardíacos.
PALPITACIONES
El término palpitaciones se refiere a la percepción anormal del latido cardiaco. Generalmente, el sujeto refiere sensación de palpitaciones cuando el corazón late de forma rápida e injustificada, en episodios de duración variable -ver secciones referidas a tipos de taquicardias. Sin embargo, no todas las taquicardias cursan con palpitaciones, y a la inversa, tampoco todo lo que se refiere como palpitaciones son realmente taquicardias.
Así, lo que algunas personas relatan como palpitaciones son latidos adelantados a la cadencia normal del pulso -extrasístoles- que se perciben como lo que comúnmente el paciente denomina «vuelcos» en el pecho. Desde un punto de vista clínico, pues, el término palpitaciones es vago e inespecífico y debe ser valorado en su propio contexto. En líneas generales, lo primero para poder centrar el origen de las palpitaciones es el registro del electrocardiograma realizado en el momento que tales síntomas se producen.
Cuando las palpitaciones son de cadencia rítmica suelen relacionarse con algún tipo de taquicardia paroxística, siendo generalmente su frecuencia entre 140-200 lpm. Si el paciente refiere un ritmo rápido pero de cadencia irregular (90-150 lpm) probablemente se trate de un episodio de fibrilación auricular.

En pacientes con patologías cardíacas crónicas como infarto antiguos, miocardiopatías graves, etc no es inusual que las taquicardias (ventriculares?) cursen sin palpitaciones. En tales pacientes, las manifestaciones sintomáticas de una taquicardia predominantemente serán mareo/síncope, malestar torácico, insuficiencia cardíaca, entre otros.